La leyenda de la niña de las
escaleras
Esta leyenda nos llega desde el
Distrito Federal de México, en una época sin especificar, en la cual una mujer
que había enviudado, acongojada por la soledad, había buscado consuelo en un
hombre que en un principio parecía ser una buena persona, pero el tiempo se
encargaría de mostrar lo contrario.
La mujer invitó al hombre a vivir
en su casa, y como dijéramos, al comienzo de la relación todo marchaba bien.
La mujer tenía tres hijos, la
menor de ellos una niña de unos seis años, que era su preferida. La relación
entre el hombre y los hijos de la mujer era buena, hasta que el vicio de la
bebida pudo más. Fue entonces que comenzaron los malos tratos, las amenazas,
las discusiones y los golpes. Finalmente, era más tiempo el que este hombre
pasaba en estado de ebriedad que sobrio, momentos en los que desparrabama su
ira contra su mujer y los hijos de ésta. Cuando estaba a punto de emprenderla a
golpes con la hija menor, la mujer se interponía y le rogaba que no lo hiciera.
Quizás una luz de remordimiento lo consumía entonces y con improperios se iba
al cuarto matrimonial a echarse a dormir. Estas desagradables escenas se
repetían varias veces a la semana.
Naturalmente, el dinero
escaseaba, ya que este buen señor gastaba mucho en bebida y no se apresuraba
por buscar trabajo. Un día, a la vez ebrio y disgustado por la falta de bebida
con la que comprar más alcohol, comenzó una vez más la golpiza contra la mujer.
En esta ocasión la hija menor se
interpuso y le rogó que se detuviera. Ciego de ira, el hombre golpeó entonces
repetidas veces a la niña a pesar de los ruegos de la mujer, los que, más que
aplacarlo, parecían alimentar su furia. Desatado en su furor, tomó a la niña y
la arrojó por las escaleras de casa, matándola.
Al comprobar la muerte de la
criatura, la madre lloró desconsoladamente sobre el cadáver. El hombre,
aterrado por su propio crimen, en un principio quiso huir, pero su
desesperación fue más fuerte: tomó una cuerda, caminó hacia su habitación y se
ahorcó. Luego de las averiguaciones policiales y el funeral de la niña, la
madre y los hijos sobrevivientes abandonaron para siempre la casa, que quedó
hasta hoy deshabitada. Es aquí donde comienza la leyenda.
El espíritu de la niña de las
escaleras
Dicen quienes han estudiado el
caso que la niña se conviertió en un espíritu benefactor, que presta ayuda a
las personas que corren riesgo de vida al subir o bajar una escalera. Cuando
alguien que ha trastabillado en los escalones está a punto de caer, y de pronto
recupera el equilibrio, se dice que ha sido ayudado por el espíritu de la niña
de las escaleras. Algunos hasta afirman haberla visto, con su vestido oscuro,
pequeña y sonriente, quizás ajena a la misión salvadora que su destino de
ultratumba le hizo escoger.
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