Leyenda de la mulata de Córdoba
En el siglo XIX se recuerda el
caso de una niña nacida en el monte de la ciudad de Córdoba, donde vivía un
matrimonio dedicado a la cría de ganado porcino y aves de corral, asi como a la
siembra de arboles frutales, forma como se ganaban la vida; esa casa era muy
concurrida por la gente que hacia sus compras con el matrimonio, siendo otro
atractivo para visitarlos el nacimiento de la bella niña.
La niña fue creciendo en medio
del campo, teniendo amistad con los animales, especialmente con los coyotes,
cosa que atemorizaba a sus padres. Una tarde, cuando la niña tenia 14 años su
madre se enferma gravemente y su papá la manda a buscar a la curandera, orden
que ignora poniéndose la niña a hervir agua y junto con un manojo de hierbas
comienza a pasárselas por el cuerpo a su madre, teniendo como resultado que al
cabo de un rato la señora recupera su salud de forma milagrosa; este hecho,
conmovió tanto a la población que en cuanto se supo lo de la curación a su
madre, comenzaron a visitarla gente de todas partes con enfermos para que los
curara, cosa que hacia con gusto.
Un día cuando la hermosa mulata
tenia 23 años llegaron unas personas hasta el patio de su casa con la intención
de matarla, ya que la acusaban de ser una bruja, habiéndose salvado solo por la
intervención de sus viejos amigos los coyotes, que se le fueron encima a la
gente y los ahuyentaron del lugar.
Los rumores en toda la población
aumentaron fuertemente hasta llegar el momento en que la autoridad tuvo que
intervenir y la mulata fue detenida, acusada de practicar la brujería, se dice
que a pesar de estar recluida en una celda de la cárcel del ayuntamiento local,
su casa siempre estaba concurrida de gente que ella acudía a curar a través de
poderes de desdoblamiento que ella poseía, poderes que le hacían estar en dos
lugares al mismo tiempo.
Tiempo después fué trasladada a
una mazmorra del castillo de San Juan de Ulúa, donde con su belleza causaba
admiración y cierto temor entre los guardias del castillo, ya que comentaban
que había ocasiones en que parecía no haber nadie en la celda de la mulata, y
que solo se alcanzaba a apreciar una espesa niebla que no permitía ver hacia el
interior, y que solo dejaba observar un barco dibujado en la pared por la
joven; esta situación, y tantas otras que se contaban de la joven mulata entre
la gente del pueblo, orilló a las autoridades a dar la orden de asesinarla en
los quemadores públicos que existían en ese entonces por toda la ciudad.
Una mañana antes de su ejecución,
al despuntar el alba, la mulata le preguntó a un guardia si le parecía bueno el
dibujo del barco, a lo que contesto el guardia que lo único que le hacia falta
al barco era navegar, respondiendo la mulata,que ese no era problema; horas más
tarde, cuando estaban los guardias haciendo ronda, vieron a la mulata caminando
tranquilamente por los pasillos rumbo a su celda, a lo que corrieron los
guardias para atraparla y encerrarla de nuevo, solo para llegar a la celda de
la mulata y ver un enorme hueco por donde se veía el barco que había dibujado
la joven en la pared navegando y perdiéndose poco a poco en el horizonte
llevando a la mulata por única tripulación.
Nunca más se supo de la mulata de
Córdoba, por más que la buscaron en el castillo nunca la encontraron.
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